Mis inicios, lo que todo el mundo hace

Al contrario de la mayoría de la gente que ha empezado a hacer sus pinitos en bolsa o se plantea empezar a invertir, a mí en concreto no me costó mucho decidirme a invertir, pero sí que en todos estos años he tenido muchas dudas, momentos de ilusión, momentos de pensar que esto era un camino fácil, y momentos de tener miedo y pensar que sacarle una rentabilidad a las inversiones era imposible.

Agradecí muchísimo el trabajo hecho en muchos blogs, y como a mí me ayudaron tanto, he decidido compartir mi experiencia en el mundo de la finanzas, porque estoy convencido de que mis consejos y experiencia podrán ayudar a muchos como yo, y además, siempre es bueno intercambiar opiniones para tomar mejores decisiones entre todos a la hora de poner nuestro dinero a trabajar. Al fin y al cabo, es un dinero que nos cuesta mucho obtener (tiempo y esfuerzo) pero que puede ser fácil perder, por lo que no deberíamos jugar con él y obviamente da miedo o cierto respeto no tenerlo parado en nuestro banco de confianza.

En mi caso, decidí mover mis ahorros porque teniendo algo de dinero ahorrado y viviendo con mis padres, creía que podía hacer algo más con ese dinero que en la cuenta bancaría no me generaba ningún céntimo. Como tenía un familiar que había comprado ya unas acciones de una empresa española que cotiza en el Ibex, me contó cómo se hacía, y tras mirar un poco algo de información en internet, me decidí a imitarla, abrir una cartera de valores en mi propio banco de confianza, y hacer mi primera compra de unas pocas acciones de la típica empresa en la que muchos novatos suelen invertir en sus comienzos: Banco Santander.

Como vi que era muy sencillo comprar acciones, y atraído por los generosos dividendos que entregaban a sus accionistas algunas empresas del Ibex, en un par de meses, me animé y compré más acciones de Santander y también de otras dos empresas como son Telefónica y Bankia. Telefónica y Santander daban un dividendo muy interesante para un inversor principiante y son las típicas en las carteras iniciales de cualquier inversor. En cuanto a Bankia,  confié en ella porque tenía como presidente un economista aparentemente serio y reputado. Siempre había oído decir que la bolsa siempre sube, y que empresas como Santander o Telefónica es imposible que quiebren, así que nada podía salir mal comprando acciones de estas empresas.

Cobré mis primeros dividendos, cosa que satisface muchísimo cuando eres un recién inversor, hasta tal punto de que sientes que ganar dinero es muy fácil. Simplemente, compras acciones de empresas que nunca van a quebrar y que reparten dividendo, y con eso ya es suficiente, súper sencillo.

Me hice también con acciones de la constructora OHL porque estaba muy volátil y mi idea era venderlas con plusvalías si subían, cosa que no ocurrió y tuve que deshacerme de ellas perdiendo algo de dinero.

Poco a poco mi cartera fue creciendo y llegué a tener una cantidad de dinero maja en empresas del Ibex (Telefónica, Repsol, Santander, Mapfre, BME, REE, Enagás, Bankia), que me iban dando unos dividendos considerables.

En 2016, debido a las noticias sobre el Brexit, las bolsas mundiales cayeron fuertemente y se recuperaron relativamente rápido. Me hubiese gustado invertir más en empresas como Mapfre o BME pero tuve que mirarlas con los dientes largos a precios muy bajitos porque tenía prácticamente todo mi dinero invertido ya.

En general, habiendo vendido OHL con pérdidas y mientras que Santander, Telefónica, Bankia y BME bajaban su cotización, había otras como Repsol que subían, y junto a los generosos dividendos que daban la mayoría de las empresas en cartera, mi inversión estaba en positivo y a medida que pasaba el tiempo veía que daba sus frutos.

Cosas que aprendí en esta primera fase:

Lección 1. Mejor no intentar pegar pelotazos. A pesar de que le saqué algo de rentabilidad a estos primeros dos años de inversor, me fui dando cuenta de que no somos los más listos, y que arriesgándote a comprar acciones de empresas “chicharro” o empresas que no paran de bajar su cotización (como el caso de OHL, Bankia o Telefónica), lo más probable era tener que deshacerte de ellas perdiendo dinero.

Lección 2. Hay que elegir un buen bróker. Me empecé a dar cuenta de que las comisiones que cobraba mi banco por tener las acciones depositadas en él y las comisiones que se aplicaban cada vez que hacía una compra o venta eran relativamente grandes comparadas con otros brokers utilizados por otros inversores.

Lección 3. No solo existen empresas en el Ibex. También me empezó a quedar claro, que mientras el Ibex se mantenía plano, las bolsas americanas subían y subían. Por lo tanto, había que empezar a invertir fuera de España.

Lección 4. Es impresindible tener liquidez. Hay que tener liquidez para momentos de bajadas. Es decir, la bolsa suele dar oportunidades y de vez en cuando suele poner los precios de algunas buenas empresas en rebajas. Para esos momentos de descuentos es importante tener dinero apartado y poder realizar compras.

Lección 5. Tener paciencia y darle tiempo a la inversión. Aunque aún era muy pronto, estaba empezando a ver que a medida que pasaba el tiempo, pese a los fallos que estaba cometiendo en las decisiones de qué empresas comprar, mi inversión estaba cada vez más en positivo a pesar de que el índice Ibex ni bajaba ni subía.